Epilogo

—…Resuelto.

Tranquilamente abrí mis ojos en el autobús turístico.

El sudor cubría mi cuerpo y estaba respirando pesadamente.

A diferencia de mis otros compañeros quienes estaban inquietos debido al gran evento del viaje escolar, yo estaba exhausto.

Quería que alguien me dijera que sólo era normal que estuviera así de cansado.

Al final, habíamos re intentado el bucle más veces de lo que podía recordar.

No lo había logrado al final del tiempo límite cada vez. Una vez, había sido estrangulado hasta la muerte por un hombre de mediana edad vistiendo un uniforme de prisión naranja. Una vez, Madoka había aplastado mi cabeza con una roca gigante porque ella había alcanzado su límite psicológico.

Si al menos una persona lo lograba al final del tiempo límite, parecía que lográbamos mantener nuestros recuerdos durante el siguiente intento. …Eso significaba que había habido veces cuando nadie lo lograba y simplemente no los recordábamos.

Incluso así, lo resolvimos.

Encontramos los 100 acertijos y las 100 respuestas esparcidas alrededor de la región de las Cuatro Montañas. Eso incluía la Villa Zenmetsu y la fábrica de semiconductores…no, la prisión corporativa.

— ¿Shinobu-kun?

Madoka estaba mirando preocupada hacía mí desde el asiento de alado. Justo como mi tío, Hishigami Mai y los otros, Madoka tuvo que intentar la solución de los acertijos tantas veces como yo.

No tenía la libertad mental para sonreír y decir algo en respuesta.

Nada de ello había acabado aún.

Una vez que habíamos encontrado los 100 acertijos y resuelto todos, había sido regresado al autobús turístico. Estábamos a punto de entrar en el túnel que conduce a las Cuatro Montañas.

Por un instante, me pregunté si nos habíamos equivocado al resolver cada pregunta y si en realidad nos habíamos olvidado de algo. Pero eso no podía ser.

Habíamos resuelto todos.

Lo habíamos acabado.

En ese caso, la verdadera pelea comenzaba aquí. La verdadera esencia del Hyakumonogatari no era contar las incontables historias de fantasmas. Era después de que hubieran sido contadas y cada una de las 100 mechas de la linterna o las 100 velas hubieran sido sopladas.

—Madoka…

Comencé a instar a Madoka para que estuviera en guardia.

Pero era demasiado tarde.

Antes de que pudiera, el autobús turístico fue tragado por la gran boca monstruosa del túnel.

La atmósfera del autobús cambió completamente.

Cada vez que habíamos repetido el proceso antes, un cambio había ocurrido en el instante que dejáramos el túnel. Esto era diferente. El cambio ya se había abierto camino dentro del autobús como si hubiéramos cambiado a un diferente conjunto de rieles. Todos excepto yo habían desaparecido del autobús. Mis compañeros se habían ido, mi maestra se había ido, la guía del autobús se había ido, el conductor se había ido e incluso Madoka se había ido.

—…

Podía ver el cambio gracias a la iluminación del túnel.

Sin embargo, esa luz en sí era extraña.

El túnel nunca había tenía iluminación antes. Había estado completamente oscura. Era por eso que había sido llenado con tanto miedo y confusión cuando fui enviado del autobús al bosque de las Cuatro Montañas.

Pero…

Ahora…

El túnel estaba lleno con una pálida luz azul como si fuera un acuario. Esa luz inquietantemente iluminó dentro del autobús.

Y en este vehículo de donde mis compañeros, mi maestra, la guía del autobús y el conductor habían desaparecido, otra figura había aparecido.

Era como si un interruptor hubiera sido activado.

Era como si esta nueva figura hubiera cambiado con aquellos que habían desaparecido.

Existía un muy, muy estrecho pasillo en el centro del autobús entre los asientos. La figura estaba en el centro de eso. En ese mero punto céntrico del autobús, una mujer estaba de pie como si fuera la actriz principal de una obra de teatro.

Ella vestía un kimono blanco.

Su cabello era largo y negro.

Su piel era tan fina que parecía transparente. Esa piel lucía pálida y azul, pero eso podría haber sido simplemente debido a la iluminación del túnel.

La característica más notable estaba sobre su frente.

De su mero centro sobresalía algo que lucía más como una navaja delgada y afilada que un cuerno.

Ella era el Aoandon.

Ella era la mujer oni azul que era una unificación de todos los extraños fenómenos dichos a aparecer después del Hyakumonogatari.

—Este es el canal del origen. – La mujer oni habló con una suave sonrisa dentro del túnel azul. —Normalmente, habría esperado un poco más, pero tú eres especial. Pensé que sería mejor para ti verme antes que el resto del mundo.

— ¿Por qué yo?

Lentamente me levanté de mi asiento.

Era sólo un estudiante de preparatoria. No era un onmyouji que peleaba con cartas o un exorcista que poseía poderes espirituales. No era la clase de persona que debería estar frente a frente con un monstruo como este Aoandon.

Pero había sido mi habilidad la que me había traído hasta aquí.

Eso podría haber significado que tenía los requerimientos para estar en el escenario final. Pero incluso así, no podía evitar sentir que era demasiado conveniente.

—Hubo otras personas resolviendo los acertijos en la Villa Zenmetsu…no, en toda la zona de las Cuatro Montañas. Estaban mi tío y Hishigami Mai. ¿Por qué no ellos? Pensé que seríamos reunidos al final.

—No, no. – La actitud del Aoandon no cambió. —Lo que importa en el Hyakumonogatari es la elaboración de las historias de fantasmas. Los logros de los narradores, habilidades e historias no son de relevancia. Es por eso que lo que te hace especial no es una cualidad específica. Es más que el hecho de que respondiste el acertijo final 100vo.

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Podía haber sido cualquiera.

Fue sólo de casualidad ser el elegido.

Si la situación hubiera sido ligeramente diferente, la que hubiera estado de pie aquí podría haber sido Madoka o ese Youkai canino conocido como Sunekosuri.

Eso era todo.

El Aoandon. Para esa mujer oni azul quien había construido su apariencia en el mundo real sobre una base de miedo y tragedia, los participantes y las personas interesadas no valían más que eso.

Entrecerré mis ojos en ese túnel azul que parecía continuar por siempre sin un final.

—… ¿Qué vas a hacer ahora?

—Una buena pregunta.

—No eres igual a otro Youkai mortal. De hecho, eres una rareza incluso entre el Aoandon. Eres un Youkai artificialmente creado especialmente ajustada para completar el objetivo de esa anciana que blandía Kusanagi. Pero ahora que estás sonriendo delante de mí, dudo que seas nada más que la herramienta de esa anciana. Después de todo…

—Realmente no importa, – respondió el Aoandon, interrumpiéndome.

Esto no era porque ella tuviera una respuesta definitiva. Simplemente se rehusaba a pensarlo mucho.

—Mi estructura fue elaborada por esa anciana y fui realmente construida por ti y los otros, pero no tengo la obligación de hacer lo que alguno de ustedes me diga. Podría sentir una deuda de gratitud, pero no es suficiente para realmente dar algo a cambio.

El largo cabello del Aoandon se sacudió.

—Pero estoy emocionada. Es la verdad. Sí, estoy muy emocionada. No puedo esperar para ver el muy, muy amplio mundo más allá de este canal del origen azul.

—Esa no es una respuesta.

— ¿A pesar de que estoy siendo honesta?

— ¿Qué es lo que quieres hacer en ese amplio mundo? Dudo que sólo quieras ir de turismo.

—Bueno, soy una Youkai mortal. Soy una Youkai mortal que aparece delante de los tontos que toman los fenómenos sobrenaturales tales como espíritus y Youkai muy a la ligera. En otras palabras, soy un símbolo del castigo para aquellos que realizan acciones prohibidas. Si me llamas una Youkai que automáticamente detecta los criminales por todo Japón, suena bastante heroico y divertido, ¿cierto?

—No eres algo así de conveniente.

—No deberías hacer suposiciones. Tratarme así sólo porque soy una Youkai mortal es discriminación.

—…Pase por mucha tragedia una y otra vez. Si realmente fueras una Youkai que se preocupa por los humanos, lamentarías lo que condujo a tu creación. Pero no veo ni un indicio de eso en ti.

Ella no era una Youkai que sistemáticamente traerían la muerte independientemente del bien o el mal.

Ella no era una Youkai con la que pudieras existir si uno era cuidadoso acerca de las condiciones.

No estaba completamente seguro de cómo explicarlo, pero había algo fundamentalmente diferente entre ella y la Zashiki Warashi o la Yuki Onna. Había algunos Youkai que traerían enfermedades o la muerte a alguien con simplemente «verlos», pero el miedo que ella me daba era diferente incluso de eso.

Si tuviera que nombrarlo, sería un asunto de presunción.

La Yuki Onna y la Nekomata en casa tenían la habilidad de llevar a la muerte a las personas, pero sus personalidades individuales eran distintas de eso.

Sin embargo, no podía sentir ese tipo de distinción en este Aoandon. Era como si su habilidad para traer la muerte era casualmente alineada justo junto con la belleza de su cabello o el gran tamaño de sus pechos. Si ella se hubiera presentado o mostrado una habilidad oculta para calmar una multitud, alguien terminaría muerto. Sentía un diferente tipo de miedo más que con un gran rey demonio quien actuaba sobre una simple y obvia ambición.

—Eso es verdad, – dijo el Aoandon con una risa. Sus hombros se sacudieron y ella cubrió sus dientes expuestos con el abanico en su mano. —Soy la forma generalizada del fenómeno supernatural que aparece al final del Hyakumonogatari. El objetivo no importa. Las ideas humanas del bien o del mal no importan. Incluso si la 50ta historia fue contada por algún presidente de un país, atacaré a cualquier persona completamente ordinaria que contó la 100vo. Pero, – continuó el Aoandon con una palabra de negación, — ¿importa eso? Así es cómo funciona un Youkai mortal. Por tu mirada, diría que estás acostumbrado a estar rodeado de Youkai. La muerte que traemos no es diferente a un accidente implicando rocas cayendo. Nadie tiene la culpa. Ese es el sistema que la sociedad actualmente usa.

— ¿Y?

—Podría haber creado esta confrontación, pero en realidad no tiene sentido. Después de todo, ya deberías saber que así es cómo son los Youkai e independientemente puedes coexistir con ellos. No tienes una razón real para detenerme de ser liberada de aquí.

Eso podría haber sido cierto.

Podría haber sido cierto que entraba en contacto con Youkai como si fuera normal en mi Villa Intelectual.

Ella tenía la habilidad de traer la muerte. No estaba por decir que eso era suficiente para castigar a los Youkai o que necesitáramos asesinar a cada Youkai mortal. Si iba a decir eso, también necesitaría matar a cada perro que tuviera el suficiente poder para asesinar a un niño y tendría que cortar los brazos de todos ya que podían ser usados para estrangular a alguien.

Esto era lo mismo.

Ella tenía el poder de traer la muerte. Sólo eso no podía ser juzgado.

Sin embargo…

—Tengo una simple razón para no dejarte ir.

—?

—No estoy interesado en las leyes. No tengo ningún interés en la especie Aoandon en lo absoluto. Sólo me preocupa este incidente específico.

— ¿Oh?

—Parece que tú eres el Aoandon creado del Hyakumongatari elaborado en las Cuatro Montañas. ¿Pero realmente no podías hacer nada hasta que estuviera completado? ¿Nada en abosoluto? Es posible que estuvieras realmente débil para hacer algo, pero incluso entonces, seguramente había una mejor forma de terminar esto. Y si te sentaste de brazos cruzados mientras Yokoeda, Hasebe y la mujer Kusanagi sufrían y mueran en las Cuatro Montañas…Si hiciste eso sólo para que el Hyakumonogatari estuviera completado…

—Hm. Sería bastante fácil darte un sí o un no como respuesta, pero dudo que vayas a creerme.

—Entonces debiste haber asesinado a los que solucionaron los acertijos una vez que ya no eran necesarios. No debiste haber sido lo suficientemente amable de darme una oportunidad de pelear.

—Ja ja. – El Aoandon se echó a reír mientras mostraba sus dientes que habían estado ocultos detrás de su abanico. —Lo que estás diciendo está completamente esparcido y algunas veces contradictorio. ¿Es esta incapacidad de concentrarte en tus propias habilidades lo que significa ser un humano? Ahora estoy incluso más intrigada respecto al mundo exterior.

—Entiendes que me has hecho tu enemigo, ¿cierto?

—¿Y qué si lo hice? Soy el símbolo del Hyakumonogatari. Podrías decir que tengo casi cualquier fenómeno supernatural que es dañino para los humanos. Fiebres misteriosas, ceguera, comida envenenada, incendios sospechosos en las casas de los participantes e incluso desastres naturales que cubren regiones enteras. ¿Cómo un chico de preparatoria normal que ni siquiera puede usar un simple altar homa o un Shikigami supuestamente puede enfrentarse a mí?

En ese momento, una nueva luz apareció.

Era la salida del túnel. Nos estábamos acercando a la salida de lo que el Aoandon llamaba el canal del origen. Una vez que el autobús saliera del túnel, la anteriormente inestable existencia del Aoandon sería liberada a todo el mundo.

Lo más probable era que el Aoandon estaba completamente en lo cierto de que no podría superar a esa mujer oni de azul pálido con la fuerza. Si el miedo del Hyakumonogatari estaba sólo en un nivel donde estarías bien si tuvieras un monje budista en la mano, ese ritual de mierda nunca se habría esparcido. Ese Aoandon tenía el suficiente poder para dibujar una línea clara entre ella y un Youkai mortal normal.

Sin embargo…

Era un participante en este Hyakumonogatari.

¡Y eso significaba que podía hacer algo que un profesional sin relación no podría!

—Pregunta 101: ¿Quién estaba realmente controlando el Toubyou?

— ¿Qué? – preguntó el Aoandon confundida.

A pesar de todo continué.

—Respuesta 101: El Aoandon. Ella no podía influenciar en el mundo real hasta que el Hyakumonogatari estuviera completo, pero ella quería guiar a la finalización del Hyakumonogatari. Ella usó el Toubyou para hacer esas preparaciones.

— ¿Qué estás-…?

—Pregunta 102: ¿Qué el significado oculto de la luz azul iluminando el túnel? Respuesta 102: La tradición original para el Hyakumonogatari era iluminar la habitación con una linterna cubierta en papel japonés azul. Es modelado con eso. Pregunta 103: ¿Por qué el Aoandon apareció como una mujer oni de azul pálido vistiendo un kimono blanco? Respuesta 103: Cuando en el periodo Edo el artista Youkai creó una representación visual del fenómeno sobrenatural, él uso esa forma y esa forma que él había esparcido desde entonces. Originalmente, el Aoandon era probablemente una vaga colección de fenómenos sobrenaturales.

— ¿Qué estás balbuceando…? No, espera. Hay un significado en que el Hyakumonogatari tenga 100 historias en vez de 98 o 99. ¡Así que si más que esas se dan, ¿eso lleva a alguna clase de defecto…?!

—Y desafortunadamente para ti, todavía seguimos en el canal del origen. Podrías haber reunido las 100 historias de fantasmas, pero todavía tienes que aparecer completamente. ¡¡El Hyakumonogatari sólo está completo una vez que el Aoandon aparece en el mundo real, por lo que ese escenario todavía sigue activo!! ¡¡Y como un participante en este Hyakumonogatari, cualquier historia que acabara debería ser sumada al número total!!

—…!?

Un sonido resonó como si algo se hubiera añadido a la ventana del autobús que estaba iluminado con una luz azul.

Era un solo pedazo de texto parecido a un Sutra escrito con una escritura descuidada.

Cada vez que decía una pregunta y respuesta, palabras de luz blanca pura que no encajaban en ese mundo azul llenarían la ventana.

—Había un significado en tener exactamente 100 en vez de 98 o 99. ¿Entonces qué tal 110? ¿O qué tal 120? Mientras el número deje ese marco perfecto, la proporción perfecta que sostiene tu cuerpo se desmoronará. Una vez que dejemos el túnel, ¿serás capaz de mantener esa forma? ¡¡Si un error fatal ocurre, serás incapaz de existir desde el instante que nazcas!!

El Aoandon no dijo nada más.

Toda la calma había abandonado su rostro. Ella ahora estaba meramente inexpresiva. Fosforescencia de un blanco azulado apareció al final del cuerno en su frente. El Aoandon era una mujer oni quien originalmente no se suponía que tuviera alguna forma. Era como si fuera fortalecida por su poder sobrenatural como una Youkai mediante la adopción de este simbolismo de acuerdo con su nombre .

En el momento que esa idea llegó a mi mente, ella ya se había desvanecido delante de mis ojos.

Ella había estado directamente frente a mí justo hace un momento, pero ahora sólo había una abrumadora ráfaga de viento como si algo horrible se acercara.

¿Ella estaba tratando de detener el error en el número de historias incrementándose? ¿Matar causaría otro reseteo porque todavía seguíamos dentro del Hyakumonogatari? ¿Siemplemente estaba sacando su furia conmigo? ¿O era así simplemente el tipo de ser que era?

Sin embargo, las garras y colmillos del Aoandon no alcanzaron mi garganta.

Una luz blanca llenó toda el área.

El autobús turístico había salido del túnel.

—…Ah.

Estaba de pie solo en el estrecho pasillo. El Aoandon se había ido. Mis compañeros llenaron los muchos asientos y la guía del autobús y el conductor regresaron también. La nerviosa maestra en el asiento del frente me miró estando de pie solo en el pasillo y dudosamente habló.

—A-am, ¿Jinnai-kun? Sé que estás emocionado, pero eso es peligroso. Por favor regresa a tu asiento. Y deja de apuntar hacia adelante en una pose tan decisiva y llena de juventud.

Unas pocas risas llenaron el autobús.

Me sonrojé y regresé a mi asiento junto a Madoka.

—…Shinobu-kun.

—No lo digas. Mi corazón es incluso más frágil que el cristal, así que tocarlo un poco más lo hará añicos…

— ¿Qué pasó con el jefe final? Por como lucen las cosas, entiendo que fui dejada atrás.

Mis hombros finalmente se relajaron mientras recostaba mi espalda en mi asiento.

—De alguna manera logré acabarlo. La ceremonia del Hyakumonogatari en sí es una parte del Aoandon, pero logré causar un error que la hizo destruirse a ella misma. Causé un error fatal.

—Ya veo.

Madoka no debía entender completamente porque su rostro seguía con una mirada nublada.

Ella colocó su mano en su pequeña barbilla y pensó por un rato.

Finalmente, ella parecía haberse decidido.

—Am, Shinobu-kun.

— ¿Qué pasa?

—Esta pregunta podría sr un poco brusca, pero…

—Sólo pregunta.

—Cientos acertijos esparcidos por las zonas de la Villa Zenmetsu y las Cuatro Montañas fueron resueltos. ¿Pero realmente fuimos nosotros los que los resolvimos?

—… ¿Qué?

—Uno de los miembros del grupo del que asumimos eran los que solucionaban los acertijos era el Sunekosuri. Si un Youkai como él contará, ¿no hay otra posibilidad? Recuerda que fue lo que creo el escenario donde estábamos.

Ese lugar había sido creado por miles, millones o incluso billones de serpientes Youkai conocido como Toubyou.

Y ellos habían actuado para completar el Hyakumonogatari.

— ¡Espera, espera!

— ¿Qué tal si nuestras ideas de quien estaba preguntando las preguntas y quien estaba resolviéndolas estaba al revés?

Con toda probabilidad, Madoka en sí no quería creerlo.

Ella podría haber estado hablando de su preocupación con la esperanza de que yo lo negaría.

— ¿Qué tal si no estuvimos resolviendo los acertijos escondidos en las Cuatro Montañas? ¿Qué tal si fuimos enviados ahí para crear las preguntas y las serpientes produciendo la zona de las Cuatro Montañas estaban automáticamente resolviéndolas? ¿Qué tal si éramos regresados al inicio cada vez que no creábamos exactamente 100 preguntas o las serpientes eran incapaces de responderlas todas?

Pero justo cuando iba a empezar a argumentar contra esa idea, me di cuenta de algo.

¿Mi contraataque realmente derrotó al Aoandon? ¿No había dicho esa Youkai que me había llamado a ese canal azul del origen por un capricho?

Ella había pretendido ser derrotada.

¿Ella había jugado como agradecimiento por preparar las 100 preguntas? ¿O había sido un acto para asegurar que la mucho más peligrosa Hishigami Mai bajara su guardia y le permitiera al Aoandon escapar?

De cualquier modo, lo que pesaba en mi mente era…

— ¿Realmente fue derrotada? – murmuré sin comprender.

Nadie podía responder eso, por lo que sólo podía preguntar otra pregunta.

— ¿Siquiera tenía los requisitos necesarios para derrotarla?

La niebla se estaba aclarando agradablemente.

Estaba de pie sobre el arcén de la gigante unión en forma de cruz y observé el autobús turístico llevando a Jinnai Shinobu y Kotemitsu Madoka.

Para ser honesta, Jinnai Shinobu-kun lo había hecho bastante bien. No había contado ya que él no fue una de las serpientes arrastrándose en círculos y discutiendo todo, los cuales eran los que realmente respondían todo. Sin embargo, habría sido derrotada si eso contara.

Ahora bien.

¿Ya se habrá dado cuenta la anciana que había hecho las preparaciones para mí de que existía? Podría ella haber preparado algún sucio sistema para usarme como una Shikigami.

Pero ella era demasiado ingenua.

No sería tan conveniente.

La finalización del Hyakumonogatari tiene que ser incontrolable incluso para el que lo preparó todo.

—…

Parecía que el autobús turístico con seguridad lograría hacerse paso por las Cuatro Montañas.

Pero incluso así, Uchimaku Hayabusa y Hishigami Enbi hallarían la verdad de Hasebe Michio, y Hishigami Mai y el Sunekosuri destruirán la prisión corporativa. La anciana quien posiblemente trataría de controlarme a la fuerza podría ser eliminada en el proceso. Entonces no habría problema.

— ¿Qué debería hacer ahora?

Miré alrededor del área.

La autopista continuaba hacía el norte, sur, este y oeste de la unión. Conectaba completamente el país de Japón. Podía ir a donde fuera y hacer lo que fuera.

Por ahora…

— ¡Oyeee!

Todavía estando de pie sobre el arcén de la autopista, levanté mi pulgar y trate de hacer autostop.

Un camión cisterna pasó de lado y un pequeño auto familiar tocó el claxon como si me amenazara. Gané nada más que un viento de gases de escape en la cara.

El mundo era un lugar frio.

Los Youkai eran creaturas resistentes, por lo que consideré taclear el siguiente vehículo de frente. Sin embargo, ahí fue cuando un cambión mediano encendió su luz intermitente. Pasó de lado y se detuvo a una corta distancia.

Caminé hacía él y hombre de mediana edad salió del asiento del conductor.

— ¿Qué sucede, señorita? Jugar en la autopista es peligroso.

—Ayúdeme.

— ¿Qué? …Por ese cuerno, entiendo que eres una Youkai.

—Fui abandonada, así que deme un aventón.

—Hmm – se quejó el hombre.

Asesinarlo y robar el camión suena divertido, pero no tengo una licencia. No jo jo

Mientras pensaba eso, el hombre finalmente se decidió.

Tch.

Qué decepción.

—Seguro. Bien, señorita, ¿a dónde necesita ir?

—Bueno…

Miré alrededor desde donde estaba de pie en el centro de la unión.

Los caminos continuaban a cualquier lugar que quisiera ir. Se extendían en todas direcciones.

Pensé por un poco.

Y dije no más que una respuesta casual.

—Sólo por ese camino.

Ahora, era hora de comenzar a deambular

Como la reunión de tantas historias de fantasmas, era hora de comenzar a esparcir un nuevo horror.

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